¿Es tu pareja un Psicópata?

Este texto está basado en lecturas de Robert Hare, Iñaki Piñuel, Nathan Brooks y otros expertos en psicopatía.

Una de las frases más célebres de Robert Hare, uno de los mayores expertos en psicópatas a nivel mundial, era “si tienes un psicópata en tu vida, corre”. Insistía a los psicólogos que seguían su obra que no se practicase la terapia con ellos, no solo porque no se curan sino porque todos estos individuos, muy especialmente los psicópatas integrados, no tienen ninguna capacidad de remisión, simplemente repiten una y otra vez sus actuaciones. Cuando uno de estos individuos termina siendo tu pareja, puede ser ella o puede ser él, la persona que se convierte en su pareja, no advierte nada hasta que suele ser demasiado tarde. A veces pueden pasar meses o incluso toda una vida después de la cual, la persona cae en la cuenta de que la persona con la que había compartido su vida presenta estos rasgos inquietantes que le convierten en un “depredador humano”.

Los psicópatas son individuos que se han especializado en utilizar a los demás de una forma parasitaria para sus fines, que pueden ser fines económicos, financieros, también pueden ser sociales, pueden ser también familiares, es decir, utilizan al otro como un instrumento para lograr sus fines y para esto no dudan en utilizar todas sus capacidades que son muchas, muy especialmente las capacidades de manipular emocionalmente al otro de tal manera que, al cabo de un cierto tiempo, la víctima de un psicópata en la relación de pareja se ha convertido en un ser sumiso, dependiente, una persona completamente vacía de sí misma y que funciona como un satélite alrededor de la vida de ésta o de este psicópata que lo parásita y que, lo utiliza en diferentes modalidades para los fines que haya determinado.

Los psicópatas en las relaciones de pareja funcionan en dos fases.

La primera fase que llamamos de idealización, donde se dedican a sembrar una serie de estrategias de manipulación con las que van a intentar enganchar al otro para tratar de seducir al otro. Van a intentar manipularlo emocionalmente y por supuesto sexualmente.

La segunda fase, cuando han conseguido ese enganche, ese vínculo traumático, pueden tranquilamente apostar a que la persona hará todo cuanto se le diga porque se encuentra colgada, se encuentra dependiente. Se trata de una dependencia que se ha fabricado, que se ha provocado por una estrategia deliberada en la fase de idealización. La persona que suele ser víctima de estos psicópatas se encuentra con un bombardeo de amor, se encuentra con una sensación de ser el centro del universo del psicópata, se encuentra con un bombardeo de elogios, de comentarios positivos, de declaraciones de amor, de envíos de fotos, de canciones, de cartas, de notas, de WhatsApp, todo ello con una intensidad que las víctimas de los psicópatas suelen decir no es comparable a ninguna otra relación que hayan tenido.

Ese bombardeo en la fase idealización, produce en la víctima una sensación de completa euforia, una sensación de por fin haber encontrado al compañero del alma, por fin haber encontrado la pareja ideal, esa pareja que te comprende que te ama que te quiere incondicionalmente. Todo esto es deliberadamente producido, fabricado con una estrategia de seducción en la que el psicópata o la psicópata simula una elevadísima calidez que no tiene en el fondo porque es una emocionalidad prestada, simulada pero que no tiene una verdadera intencionalidad. Detrás de esa intensidad fortísima, hay una agenda encubierta, algo que se oculta y que por supuesto el psicópata o la psicópata no

va a revelar nunca a su víctima, que es el verdadero objetivo por el cual ha seleccionado a esta persona como víctima.

A veces esa selección se ha producido por razones emocionales, la persona es alguien famoso alguien que le puede proporcionar a su ego algo, o por las razones económicas consabidas, la ambición del tener, la ambición financiera económica, obtener réditos financieros o económicos que le permitan al psicópata o a la psicópata vivir bien, entrar en una profesión, hacerse un hueco en algún entorno, algún nicho profesional. Todo esto es lo que explica esa agenda encubierta, la víctima que no sabe nada, es bombardeada emocionalmente y ese bombardeo de amor le produce un despliegue completo de emociones formidablemente potentes. El cerebro segrega una hormona, la hormona del enamoramiento que es la Fenilmetilamina. Esta hormona que es generada por el bombardeo amoroso, es la que después va a producir la adicción, una adicción muy física, muy neurológica, que hace que la víctima del psicópata en la relación, pierda completamente el control sobre sus emociones y, a pesar de que racionalmente se pueda decir que no le conviene una relación con alguien así, que no es bueno para él o para ella, la relación con el psicópata esta adicción, vamos a llamarle hacia el amor, le incapacita para romper la relación, para cortar, y le convierte en un ser sumiso, en un ser vulnerable, cada vez más sumiso y cada vez más vulnerable a los deseos de su pareja psicopática.

Los psicópatas presentan casi todos ellos una personalidad narcisista que es un grandísimo sentido del yo, del merecimiento que viene de su propio trastorno y que es realimentado de esta adoración, del deseo de los demás muy especialmente de su víctima. Son realimentos que pretenden obtener cada día y de alguna manera funcionan a la inversa que un ser humano normal, necesitan humillar, dominar, someter al otro en la relación de pareja para sentirse poderosos, fuertes, para sentirse valiosas o valiosos, es decir, que utilizan esa relación de pareja, como una fuente suplementaria para su ego, que ya de por sí es muy grande y que no van a dudar en practicar cualquier tipo de manipulación para realimentar esa sensación de dominio perverso que tienen en la relación.

Los psicópatas utilizan una tecnología perversa y terrible que se denomina en psicología la triangulación. La triangulación consiste en una vez enganchada a la víctima a través del bombardeo amoroso, una vez sembrada esa adicción o ese enamoramiento falso, una vez que se ha producido ese enganche, utiliza la triangulación para generar los celos, generando supuestas rivalidades con terceras personas. Está por un lado la víctima del psicópata o de la psicópata y está la propia el propio psicópata con un tercero que puede ser real. una persona real de su entorno, y por supuesto, también puede ser alguien ficticio, inventado por el psicópata, con el que van a triangular, es decir, van a dar la sensación de que muestran interés por ellos otras personas, a veces muy indirectamente de tal manera que la víctima no entiende que lo que se está produciendo es una estrategia de manipulación, está siendo manipulado su deseo por su pareja psicópata y esa manipulación es precisamente a través de presentar relaciones con sus ex por ejemplo, antiguas parejas, WhatsApp que se  pasan con terceras personas, con supuestos candidatos a una nueva relación de pareja y esta actitud de flirteo que es en seguida notada por la víctima, produce en ella una sensación de mayor dependencia, una sensación que se confunde con los celos pero que es completamente inducida y que también va a ser utilizada por el psicópata o la psicópata para acusar a la víctima de ser una persona celosa, dependiente, desconfiada, es decir, esa triangulación sirve a los propósitos de la psicópata o del psicópata para inducir una mayor dependencia en la víctima, en la que además se culpabiliza a la propia víctima porque supuestamente es su culpa ser celosa, ser dependiente, sentirse incómoda con esa triangulación que está practicando la psicópata o el psicópata con terceras personas.

Al cabo de un tiempo, una persona que no había generado nunca en otras relaciones de pareja anteriores ninguna reacción de celos o de desconfianza, cree ella misma en esa mentira que el psicópata está produciendo a través de la triangulación, que es precisamente su carácter típico, su carácter desconfiado, paranoide.

El psicópata sabe lo que hace y está generando esa sensación con la que, además de producir una elevadísima dependencia de la víctima, le hace culpabilizarse a la propia víctima sintiéndose incapaz e incompetente, es decir, atribuyéndose la propia responsabilidad de lo que no pertenece sino a esa estrategia de manipulación. Cuanto más triangula el psicópata en la relación con la víctima, la víctima se siente más abandonada, más humillada, más vulnerable y va a realizar esfuerzos desesperados por tener el control, por saber qué está pasando y es ahí, donde nos encontramos otra característica central de las relaciones con psicópatas, es el momento en que la víctima se vuelve un permanente detective o espía, se dedica a mirar en sus Facebook, en sus correos electrónicos, en el WhatsApp, en todo aquello que el psicópata o la psicópata está utilizando para realizar esta triangulación, para intentar ver qué está ocurriendo realmente.

Esto no ocurriría en una relación normal, donde una persona es leal a la otra persona, pueden tener relaciones con terceras personas, pero no están triangulando. El psicópata está triangulando y está induciendo, dando a la víctima ese pensamiento o esa sensación de que hay peligro para su relación por relaciones que pueda tener el psicópata o la psicópata con terceras personas.

Esto es terrible porque la víctima lo vive en la ignorancia completa. No puede imaginar que todo eso no es sino un juego perverso con el que se la está manipulando emocionalmente. Esa manipulación emocional lleva a cabo una transformación de una persona completamente normal, una persona completamente confiada, una persona

que jamás ha tenido en relaciones anteriores celotipias ni problemas de desconfianza, en una persona que se encuentra en una permanente alerta, como un radar que busca todas las señales posibles para identificar una posible traición, una posible deslealtad una posible infidelidad, que es deliberadamente alentada por la actuación en esa triangulación del psicópata.